CONSULTA POPULAR EN CALINGASTA

21 / 5 / 2006

Por Diego Seguí

¡CÁLLATE, CÁLLATE QUE ME DESESPERAS!"

Desde aquel "El pueblo quiere saber de lo que se trata" de Mayo de 1810 a estas más sofisticadas y modernas instituciones de la democracia participativa, se sigue tratando de lo mismo: Escuchar a la gente sin intermediarios, comisionistas o mandatarios. El Intendente Ibazeta por segunda vez apela a una consulta popular, el Concejo Deliberante la prueba sin ninguna oposición y dentro de tres meses se debería oír la voz del pueblo calingastino expresando si quiere o no en su departamento la utilización, manipulación y transporte de sustancias peligrosas, tóxicas, contaminantes en cantidades tales que pongan en peligro la sanidad ambiental, comprensiva de la tierra, el agua y el aire, sustancias tales como cianuro, arsénico, ácido sulfúrico. La primera vez el detonante, cabe recordarlo, fue el intento del gobierno de incluir en la licitación para la explotación a un yacimiento ubicado en el cerro Mercedario. Esa delirante idea sino abortó definitivamente, quedó al menos en suspenso. Sin embargo, logró sofocar la consulta popular que tanto lo inquietaba. Pero hay otros yacimientos más en Calingasta: Calderón/Calderoncito y Rincones de Araya, además del inminente inicio de la explotación de Pachón. Otra vez el pánico cunde en el gobierno, y si antes el dislocado argumento para frenar la iniciativa fue que el tema minería no es competencia de los departamentos, hoy vociferan con que no se puede tener una urna en la cabeza. ¿Cóoomo…? ¿No se venía diciendo que hay que tratar a los departamentos como si fueran todos de primera categoría sin interesar su cantidad de habitantes? ¿Es que los calingastinos no son ciudadanos de primera que puedan ejercer en plenitud los más elementales derechos que la Constitución les reconoce? ¿Es la seguridad jurídica un bien exclusivo de los concesionarios de los yacimientos y no de los ciudadanos? ¿Es que después de más de 20 años de democracia quedan aún algunos desorientados que piensan aquello de que las urnas están bien guardadas? ¿Es que sólo creen en la mezquina idea de que la democracia es sólo votar para elegir representantes?. Histérico, el gobierno contesta como lo hacía, en aquella inolvidable serie de la TV mejicana, el Quico con el Chavo del Ocho: ¡Cállate, cállate que me desespeeeras…!, y piensa… Justo ahora que las papeleras de Fray Bentos están tan cerca de todos los argentinos y que la sociedad ha quedado tan excitada con el tema medioambiental después del último carnaval de Gualeguaychú y el desfile de su reina en Viena. Entonces ordena… ¡Apaguen ese fuego en Calingasta ya, antes de que arda tanto que sus llamas se vean desde Buenos Aires y se nos instalen todos los medios de comunicación nacionales! Van a jugar otra vez todo el aparato institucional y comunicacional para "sofocar" la consulta popular. Curioso error del gobierno porque ninguno de los inútiles intentos de promoción turística que viene haciendo, lograría un mayor reconocimiento de nuestros valles cordilleranos que realizar la consulta popular bajo la atención de millones de televidentes que esperarían durante días su resultado cual espectador esperando se rompa el glaciar Perito Moreno. Pero además del impacto turístico colateral que ofrece la realización de la consulta, hay que decir que no se puede impedir la democracia participativa. "Todo ciudadano tiene derecho a tomar parte en la vida política y en la dirección de los asuntos públicos de la provincia directamente" (art. 47 de la Const. Prov.). Tampoco se puede negar a la consulta como la forma de participación democrática más legítima de la soberanía popular (art. 2 y 251, inc. 11 de la Const. Prov.). Si así sucediere se subvertiría el orden constitucional y los funcionarios responsables de ello reciben el trato de traidores a la Patria siendo pasibles de las sanciones que la ley determine (art. 121 de la Const. Prov.).

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